En una de mis últimas entradas, hablé de cómo el creciente uso de la traducción automática está dando lugar a una brutal explotación de quienes nos dedicamos al bello oficio de la traducción (humana) y, quizá por ello, encuentro que la calidad de las traducciones, incluso de libros publicados por editoriales prestigiosas, es cada vezSigue leyendo «Requisitos mínimos para ejercer (bien) el oficio de la traducción (I)»